El cónclave: preguntas y respuestas
El cónclave, una elección diseñada en plena Edad Media, se celebra siguiendo un ritual milenario pautado al milímetro. Pero hay un aspecto que siempre queda abierto: se sabe cuándo empieza, en este caso el martes a las 16.15, pero nunca cuándo acaba. Estas son algunas preguntas y respuestas en torno a la elección papal número 266, tras la renuncia de Benedicto XVI.
¿Cuánto dura el cónclave?
No hay fijado ningún límite en cuanto a la duración, y los cardenales pueden deliberar todo el tiempo que sea necesario hasta que se pongan de acuerdo en quién debe ser el nuevo papa. Sin embargo, cada vez se deciden antes. Benedicto XVI fue elegido a la cuarta votación y Juan Pablo II, a la octava. Y todos los cónclaves desde 1830 han durado 5 jornadas o menos, si exceptuamos el que eligió a Pío X en 1903 (24 días). Pío XII, por ejemplo, fue elegido el primer día, a la tercera votación, en la antesala de la II Guerra Mundial.
Antes, los cardenales solían tomarse más tiempo, influidos por las circunstancias políticas e históricas de cada siglo. En el XVII, por ejemplo, la media de duración fue de 39 días. En el XVIII, en cambio, las nueve elecciones papales duraron 94 días de media. En 1740 los purpurados llegaron a tomarse 181 días para elegir a Benedicto XIV.
¿Cuál ha sido el cónclave más largo? ¿Y el más corto?
El cónclave más largo de la historia fue, precisamente, el que dio origen al concepto. Tras la muerte de Clemente IV en 1268, los cardenales se citaron en Viterbo para elegir a su sucesor. Las deliberaciones se alargaron tanto que los vecinos decidieron racionarles la comida y después encerrarles, para que no se lo pensaran tanto. Tardaron tres años en ponerse de acuerdo y sentar en el trono de Pedro a Gregorio X. Fue este papa quien, escarmentado de la espera, decidió en el II Concilio de Lyon de 1274 que en lo sucesivo se encerrara cum clavis(con llave) a los cardinales hasta que se decidieran. En contraste con ese eterno período de deliberaciones, Julio II, el cardenal Giuliano della Rovere, fue elegido en 1503 en el cónclave más corto de la Historia, tras apenas 10 horas de reunión.
¿Cuántos cardenales participan?
El número de cardenales electores, que ha variado notablemente, también ha tenido su influencia en la duración de las elecciones. En el eterno cónclave de 1268 a 1271 solo participaron 18 purpurados -11 eran de territorios de la actual Italia-, y en la elección relámpago que coronó papa a Julio II en el Cinquecento, hubo 40 electores, con 24 italianos. A menos participantes, mayor dificultad de alcanzar la mayoría de dos tercios.
¿Cuál es la región con más representantes?
En el cuerpo electoral que nombrará al sucesor del dimitido Benedicto XVI, la Iglesia italiana seguirá siendo la más representada, aunque ese dominio ha disminuido poco a poco. Entre los 115 cardenales que tomarán parte esta vez en las votaciones hay 28 italianos. La presencia de 11 purpurados africanos y 33 americanos (14 del norte y 19 de América Latina) era algo impensable hace un siglo. Entre los 57 cardenales que entronizaron al anterior Benedicto en 1914 había 55 europeos (33 italianos), un norteamericano y otro de América Latina.
¿Existe un límite de edad para los cardenales?
Durante el siglo XX, la inclusión de eclesiásticos de todas las partes del mundo en el colegio cardenalicio, y el aumento de la esperanza de vida provocaron que cada vez hubiera mayor número de electores. Por eso, las últimas modificaciones de las normas han establecido algunas limitaciones al respecto. En 1978 Pablo VI decidió restringir la edad, y que solo los menores de 80 años están en condiciones de votar al sucesor de San Pedro.
Eso no supondrá un problema para Basselios Thottunkal, de India, el más joven del Colegio a sus 53 años, pero ha estado a punto de serlo para el de más edad. El alemán Kasper entrará al cónclave por los pelos, con 80 años cumplidos el pasado martes. Y esto solo será posible gracias a uno de los muchos cambios que Juan Pablo II introdujo en las reglas en 1996. Pablo VI había fijado el límite de 80 años cumplidos el día de la apertura del cónclave, pero Wojtyla prefirió que la edad se midiera en el momento en que la sede queda vacante.
¿Quién los ha elegido?
Después de un pontificado largo, como lo fue el del polaco (casi 28 años), la mayor parte de los cardenales que eligen a su sucesor suelen haber sido nombrados por él mismo. Así ocurrió en 2005, cuando todos los purpurados salvo Ratzinger y otros dos habían sido creados por Wojtyla. En esta ocasión, en cambio, la cosa estará más igualada. Sesenta y cinco electores han sido elevados por Ratzinger, por 50 de Juan Pablo II.
¿Siempre se ha celebrado en la Capilla Sixtina?
El pontífice polaco, en su reforma integral de las normas, también decidió que el lugar de las votaciones debía ser, obligatoriamente, la Capilla Sixtina del Vaticano. Así ha sido, de hecho, desde 1878, pero antes se habían celebrado cónclaves en otros lugares del Vaticano, en otras iglesias romanas o incluso de fuera de Italia. Ha habido 28 elecciones papales fuera de Roma, la mayoría anteriores a 1400, en lugares como Konstanz (Alemania), Lyon (Francia) o Nápoles (Italia). El último papa elegido fuera de la Ciudad Eterna fue Pío VII. Aquel cónclave de 1800 tuvo que celebrarse en Venecia, la ciudad en la que había más cardenales, después de que Napoléon ocupara Roma y los Estados pontificios.
¿Qué tipo de mayoría es necesaria para la elección?
Otro de los cambios de Juan Pablo II tuvo que ver con las mayorías necesarias para la elección. A lo largo de la historia de los cónclaves se han requerido dos tercios de los votos, o, en su defecto, designar al pontífice por aclamación, si los cardenales señalaban al unísono al elegido sin tener que votar en secreto. La constitución apostólicaUniversi Dominici Gregis de 1996 prohibió la elección por aclamación, aunque introdujo la mayoría absoluta como válida para la elección a partir de la trigésima votación.
Porque las votaciones se organizan por bloques. El primer día solo se vota por la tarde, y a partir de entonces, hay que hacerlo dos veces por la mañana y otras dos por la tarde. Si al tercer día no hay fumatablanca, se hace un descanso de un día para rezar y reflexionar. Entonces se celebran hasta tres series de siete escrutinios, con una pausa entre cada serie, hasta alcanzar el consenso necesario. Si no lo hay, Juan Pablo II dio validez a la mayoría absoluta. Benedicto XVI, sin embargo, desdijo a su predecesor en 2007 y estableció los dos tercios como mayoría necesaria en cualquier caso. Pero en previsión de un cónclave largo y dificultades para decidir, el papa emérito estableció que al concluir sin éxito esas series de siete escrutinios, se pasara a elegir solo entre los dos candidatos más votados previamente que, además, no pueden votar.
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