2012: Fin del mundo maya postergado hasta fines del 2013
Se termina el 2012 y a pesar de las películas, predicciones, meditaciones colectivas e histerias varias, nada sucedió: ni megaterremotos, ni tsunamis dignos de Hollywood, ni pandemias, ni guerra global... ni siquiera una muy celebrada elevación de conciencia por parte de los adeptos del new age. Nada de nada. Eso sí, el negocio apocalíptico funcionó muy bien.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) - El 21 de diciembre de 2012, cientos de turistas, muchos de ellos organizados en grupos de peregrinación, abarrotarán Chichén Itzá, Uxmal, Tikal, Tulum y otros sitios mayas en espera de una señal que marcará “el fin del mundo”, provocado por un hoyo negro que alterará nuestro sistema solar y causará grandes catástrofes en la Tierra. Aunque los más optimistas esperarán el presunto amanecer de una “nueva era” de paz, fraternidad, entendimiento y “conciencia superior entre los hombres”.
Catastróficas o esperanzadoras, esas interpretaciones erróneas atribuidas a los antiguos mayas han sido alimento para la industria del espectáculo y la mercadotecnia, que ha logrado atraer a miles de turistas a los sitios mayas, además de que ha puesto en el centro de atención a esta civilización milenaria.
Académicos y especialistas de la cultura maya opinaron sobre las supuestas profecías mayas, originalmente difundidas en los años 80 por el estadounidense José Argüelles, y casi al unísono daban por tierra cualquier clase de especulación agorera.
El especialista en escritura maya Érik Velásquez García, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, sostuvo que las llamadas profecías mayas no son más que falsas interpretaciones posmodernas sobre el pasado mesoamericano y que en los únicos dos textos jeroglíficos mayas en los que se basan los que predican la llegada del fin del mundo, nada se decía sobre el 21 de diciembre de 2012.
En realidad, los dos textos jeroglíficos, el del Monumento 6, en el sitio de El Tortuguero, en Tabasco, resguardado en el Museo Regional de Antropología Carlos Pellicer Cámara, de Villahermosa, y el recién descubierto en la Escalinata Jeroglífica 2 del sitio La Corona, en el Petén, Guatemala, hacen referencia a la celebración del “13 Baktún”, es decir, el comienzo de un nuevo ciclo, según el antiguo calendario maya.
“Esos dos textos dicen que ese día se llega a los 13 baktunes, pero no dicen que habrán terminado. Es como si digo que el 31 de diciembre de este año se acaba 2012, eso no es ninguna profecía. Los textos mayas no dicen nada”, asevera el investigador.
Explicó que de acuerdo con las correlaciones entre el calendario de cuenta larga de los mayas y el calendario cristiano realizadas por diversos mayistas durante el siglo XX y XXI, esta celebración tendría lugar el 23 de diciembre de 2012. Pero recientes interpretaciones hechas por el especialista en escritura maya e investigador de la Universidad de Texas, David Stuart, ubican esta fecha para el 24 de diciembre de 2012.
“Los mayistas y académicos sabemos que no hay verdades absolutas. Pero la gente que no es académica, que sólo está interesada en el sensacionalismo y en el negocio, sí quiere una fecha exacta, y además, como cae en pleno solsticio de invierno, mucho mejor, porque suena más impactante”, dice el epigrafista.
Así, con las malas interpretaciones del calendario maya finalmente descartadas, una serie de amenazas apocalípticas han quedado fuera de la agenda, por lo menos de momento.
Terremotos
Sin embargo, el cierre de ciclo del calendario maya sí trajo un incremento en la actividad sísmica en todo el planeta. En los últimos años, sobre todo desde 2004, cada año, e incluso cada mes, alguna noticia sobre terremotos siembra el desasosiego. Europa ha sido el escenario de varios episodios. En España, el fenómeno ha tenido su reflejo con los seísmos de El Hierro y Lorca, donde se ha podido apreciar que el hombre vive en un planeta dinámico.
El año comenzó con fuertes temblores en el mundo. Los terremotos del 11 de abril de 2012 en Indonesia marcaron un nuevo récord: la sacudida de magnitud 8,7 ocurrió a lo largo de una falla horizontal. Nunca se habían registrado semejante violencia en zonas donde los bloques se desplazan horizontalmente. Por esta razón no se produjo un tsunami como el de 2004, a pesar de las alertas en varios países de Asia y África y el pánico que se desató.
Para que se produzca un tsunami es necesario un disparo vertical de la corteza. Cuatro fallas nuevas quedaron activas, una más con la réplica posterior de 8,2. Muchos son ya los expertos que sostienen que el terremoto de 2004 y el tsunami que se narra en la película 'Lo imposible' fueron los que desencadenaron lo que hoy estamos viviendo. La actividad sísmica ha sido notable en Japón, Guatemala, Canadá, México, Nueva Zelanda, Italia. A la vista de estos hechos, 2012 ha roto las estadísticas del año precedente.
El 7 de noviembre, la capital guatemalteca salió muy airosa del vapuleo al que fue sometida por un terremoto de 7,3 grados. De algo sirvió la experiencia española y las mejoras introducidas después de las desgracias de 1917 y 1976.
El Anillo de fuego del Pacífico generó temblores en las costas orientales de practicamente toda América, en la Polinesia y en en el extremo oriente asiático.
Máximo solar
A pesar de que ningún vaticinio apocalíptico se cumplió en este 2012, todavía queda presente la amenaza constante de que una llamarada solar gigantesca arrase con todas las telecomunicaciones y sistemas electrónicos del planeta.
Cierto es que el ciclo solar ha cambiado y, con él, la inusual tranquilidad. El Sol entra en uno nuevo del que se espera una gran intensidad, lo que se traduce en mayor actividad magnética, más manchas y erupciones solares. Unos fenómenos que, aunque no lo parezca, pueden afectar enormente a nuestra actual sociedad plagada de sistemas de navegación y comunicaciones que podrían quedar en suspenso.
Los científicos prevén que finales de 2013 será el momento de mayor actividad del nuevo ciclo, aunque el riesgo se extenderá a los próximos seis años. La dependencia de las sociedades modernas, plagadas de redes de comunicación, satélites y telefonía móvil podrían derrumbarse, lo que convierte a esta posible tormenta solar e un hecho más preocupante de lo que puede parecer. Así, una tormenta solar extrema como la que se espera tendría graves consecuencias para nuestro estilo de vida.
Existen antecedentes que hacen presagiar lo peor. La tormenta solar más potente de la historia se produjo en 1859, aunque sus efectos fueron limitados, dado que la energía eléctrica estaba en pañales. No obstante, las auroras boreales que provocó el hecho se pudieron divisar desde todos los rincones del planeta.
Otras más leves, pero más cercanas en el tiempo, ya mostraron su peligro para los servicios móviles, los GPS o las redes eléctricas. Por ejemplo, en 1994, una tormenta solar hizo caer dos satélites de comunicaciones durante horas, o en 1989, dejó fuera de funcionamiento durante más de nueve horas la planta hidroeléctrica de Quebec (Canadá), causando pérdidas de cientos de millones.
Pero... ¿cuáles serían los efectos de "la tormenta solar del siglo"? Los informes encargados por la NASA, el Ejército de USA, el Parlamento británico o de un grupo de expertos de la Comisión Europea creen que tras cinco días se viviría un verdadero 'Armageddon'.
Accidentes, falta de energía y de agua y grandes incendios, posibles consecuencias.
Para empezar, los accidentes aéreos y de tráfico se multiplicarían por una serie de fallos en los sistemas de rutas, de aterrizaje, de los semáforos y de las señalizaciones. Los sistemas eléctricos sufrirían un derrumbe total, dejando a las casas, las industrias, las refinerías o las plantas químicas sin energía. De no existir protocolos de actuación, las consecuencias de este colapso serían dramáticas. Los ascensores se convertirían así en otro punto negro, complicando las evacuaciones y dejando a personas atrapadas.
Como quedó de manifiesto en 1859, pueden desencadenarse además grandes incendios eléctricos simultáneos. Por si fuera poco, el suministro de agua dejaría de funcionar más allá del nivel del suelo, pues los sistemas de bombeo no funcionarían.
Las estaciones de servicio no podrían suministrar combustible de igual manera. Cualquier medio de transporte tendría imposible repostar. Aunque poco importa, pues los cajeros automáticos tampoco operarían. Incluso, podrían desaparecer las bases de datos bancarias.
Con todo, serían los sistemas de comunicación los más afectados. Teléfonos móviles, ordenadores, radios y televisiones fallarían en cadena, dejando a la población aislada y sin información de cómo responder al caos. Por este motivo, las autoridades de USA han lanzado ya recomendaciones para estar preparados ante lo que se ha venido en definir como "la tormenta solar del siglo".
sin embargo, y en vistas del exceso de "histeria apocalíptica" vivida en este 2012, se espera que las cosas pasen apaciblemente y sin mayores complicaciones, por lo menos hasta que otra predicción milenarista vuelva a encender las alarmas... y los negocios.
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